
En una cultura tan definida, perfilada y condicionada por tradiciones y costumbres ancestrales, de escrupuloso respeto y consideración hacia los demás, regalar es prácticamente una obligación social que trasciende lo meramente simbólico o material para convertirse en una auténtica prueba de integración y civismo y que marca no sólo las relaciones personales o familiares, sino, también, y fundamentalmente, las sociales y profesionales.